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Townstories

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Plaza de Santa Cruz

Anna Rossini
Traducción: Consuelo Pastor

En el corazón del centro histórico hay una placita de forma irregular, pero con mucha gracia, recogida y acogedora, que hoy en el silencio que la envuelve es agradable pararse para admirar desde el belvedere toda la vega inferior del Barraghes, con sus parcelas de tierra bien cultivadas con huertos y frutales.

Es una plaza antigua, cuyos orígenes se pierden en los tiempos, más aún en los siglos. Se asoman sobre la plaza las casas más antiguas de Macomer, la casa Attene, una joya del 1600, que es una muestra de las bellas ventanas de estilo gótico-aragones. Puertas y ventanas están adornadas con preciosas cornisas, esculpidas `por los picapedreros de la época que distinguían no solo las casas nobles, sino también aquellas de los que ostentaban una cierta posición económica.

En la plaza de Santa Cruz, surge otro espléndido palacete, representante de una antigua casa señorial, el palacete de los Sequi, nobles macomereses a los que recuerdo, porque les tenía afecto, Don Alfredo y Doña Cicita. Hace tiempo la placita, que en mi memoria evoca la placita del Sábado del pueblo de Recanati, no estaba como hoy. Las casas, las piedras han desafiado al tiempo, pero el espíritu ya no existe.

He nacido en ese barrio, y he vivido allí hasta los dieciocho años. Conozco todos los rincones del barrio y las piedras que recubren la plaza podrían contar miles de pequeñas historias que se han vivido a través de los años. Y quizá no habría tiempo... La vida se hacía fuera sobretodo para los niños que apenas se liberaban de los trabajos de la escuela, la plaza les reclamaba. Allí me encontraba con mis amigas del alma: Pasquina, Assunta, Tetta, Bastiana... y nos divertíamos jugando al escondite, a pillar, furriolu,las bodas, el teatrito nos hacía olvidar que el tiempo pasaba. Y enseguida anochecía. ¡Cuánto nos hubiese gustado alargar aquellos días!