Townstories

No son muchos los lugares que yo puedo considerar místico. Excepto, uno, en Cerdeña, el Museo de reciente construcción en la localidad de "Santa Cristina", este antiguo y venerable rincón, donde aun se mezclan en el tiempo lo antiguo y lo moderno y se mantienen las tradiciones.
Era una jornada fresca cuando hicimos la excursión. El sol brillaba, había una quietud solemne en todo el ambiente. Veníamos de Europa, de diferentes países, y escuchábamos con atención las explicaciones de nuestra joven y entusiasta guía. Se traducía en alemán, checo, y español. Alguna gente local se agregaba al grupo que atravesando los siglos vagaba por esos antiguos lugares. Era como un arrobamiento, un encaminarse por la memoria de un país extranjero, un encontrarse con el alma. Pocas veces he sentido un lugar extranjero tan familiar, tan mío.
Finalmente, cansada, me he sentado en una piedra, al sol, sentía los murmullos de los otros, el piar de los pájaros, entre los dejos estrujaba hierbas aromáticas, y me he sentido contenta y feliz.
Lo estaba, era como haber vuelto a casa, en medio de una tierra extranjera.