Townstories

Proponer a un italiano este asunto quiere decir estimular sentimientos de pertenencia regional que están vivos en cadauno de nosotros, favorecidos por las características, las culturas y las tradiciones de cada región, a veces profundamente distinta la una de la otra.

La unidad nacional, relativamente reciente, no ha logrado atenuar estas particularidades que en algunas regiones, como la Toscana, mi región de origen, son todavía muy vivas. La manera de ponerse hacia los otros y hacia la misma vida en todos sus aspectos, el gusto para el arte que la gente de Toscana tiene, han sido mi costante modelo durante mi formación juvenil y hacen por lo tanto parte de mí.

En el curso de mi infancia he recibido impresiones fuertes de personas muy importantes para mí. Recuerdo las horas que he pasado con mi abuelo, escuchando encantado, cuando con sus palabras sencillas me contaba los hechos encantadores de su vida.

Entonces la vida de los muchachos tomava lugar sobre todo al abierto, con los numerosos compañeros de juego, en contacto costante con la gente, entre la cual se incontraban personas muy interesantes y a veces divertidas.

Como crecí, estimulado por inteligentes profesores, puse siempre major atención a la belleza de mi ciudad (Lucca) y de los otros lugares de mi región. Entonces seguro no habría pensado poderme sentir en mi casa en un lugar distinto.

Las vicisitudes de mi vida y razones de trabajo me han obligado a dejar pronto mi región y así he adquirido la capacidad de acostumbrarme a vivir en ambientes a veces muy distintos.

Sin embargo yo, mi esposa y, cuando llegaron, mis hijos hemos siempre logrado aclimatarnos bien, estableciendo contactos personales satisfactorios que a menudo se convirtieron en reales amistades. Por lo tanto he logrado sentirme en mi casa en cualquier lugar donde estuve y en particualar aquí en Roma, en esta magnifica ciudad donde vivo desde alrededor treinta años.

He tenido la oportunidad de viajar al exterior por razones de trabajo, pero sobre todo para mi placer. Las impresiones que he traído de estos recorridos son obviamente bastante superficiales, también si he siempre ententado entender el mundo con el cual vine en contacto. A pesar de las obvias diversidades, me he dado cuenta que Italia tiene muchas substanciales afinidades con algunos países europeos que comparten con nosotros características culturales y vicisitudes históricas que en los siglos se han entrelazado y ahora constituyen una base de civilización y valores comunes.

Yo siento mucho mi pertenencia a Europa y pienso que si la vida tuviese que conducirme en estos países, sabría con un cierto esfuerzo de adaptación, sentirme en mi casa también allá.