Está toda frente al sol, viejo, esta vieja historia. / Toda en tus piernas, / y en tu memoria.
Que has visto el Tiber cuando era joven, / que se podía nadar,
que has visto el cielo cuando era libre, / que se podía mirar.
Y has visto el águila volar. (Francesco De Gregori)
Trastevere, de donde proviene la familia de mi marido, es un antiguo y popular barrio cuyo escudo de armas es una cabeza de león con la lengua afuera.
Nuestro recorrido nos llevará de Trastevere hacia el mar cruzando algunos puentes.
Empezaremos con el Ponte Sisto, de donde antes los muchachos se zambullían en el Tiber. Es un puente de cuatro arcos, con el pilar central apoyado en un gran hoyo llamado “Occhialone”, el cual indica el nivel del agua. Conecta la Plaza Trilussa con Via Giulia, en el corazón de la Roma renacentista.
Pero el verdadero puente de Trastevere es el Ponte Garibaldi, que une la Plaza Sonnino con Via Arenula y era en un tiempo de granito gris. Cuando rehicieron las balaustras, Sergio, que tenía siete años, ganó una apuesta sobre su color: añejo.
Con la isla Tiberina Trastevere se une mediante el Ponte Cestio (46 a.C.). El Ponte Fabricio (62 a.C.) une la isla con el Gheto. Es llamado de Cuatro Cabezas por el parapeto con cuatro (hoy dos) bustos de Giano cuadrifrente. Según una leyenda, las cabezas de mármol recuerdan la decapitación del arquitecto, del jefe de albañiles, del administrador y de un cuarto personaje que, según el Senado, habían construido un puente caro y poco sólido. Sus cabezas cortadas eran expuestas en eterno reproche.
En el Gheto vive la comunidad judía, que en la época antigua habitaban en Trastevere. En la Puerta de Ottavia Sergio compraba “bruscolini”, pizza y muy duros mostachiolis de harina, almendras y miel.
El puente Quattro Capi demostró ser sólido, mientras cuesta abajo el Ponte Rotto, del II sec. A.C., está reducido a ruinas. Trastevere está hoy conectado con el Rione (“barrio”) Ripa mediante el Ponte Palatino, de hierro y sin arcos para soportar la fuerte corriente. Ahí desemboca la Cloaca Máxima, antiguo sistema de cloacas que aún funciona. Más alejado, antes de la Bocca della Verità, un abrevadero en mármol del Setecientos da testimonio de un mercado de antiguo origen.
Sobre aquella orilla surgía en la edad romana el Porto Fluviale: las excavaciones muestran bodegas y restos de la zona comercial; los nombres de Plaza dell´Emporio y Via Marmorata recuerdan el antiguo comercio del mármol.
Del otro lado del Tiber, Ripa Grande fue puerto de Roma del siglo XVI al XIX. Más tarde fueron construidos muros de contención.
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Si de la Plaza dell´Emporio se cruza el Ponte Sublicio, se llega a la Porta, donde todavía existe una gran campana con el escudo del Papa: en los tiempos de la Roma Papalina, se alzaba en efecto la estación ferroviaria para Civitavecchia y las mercaderías eran transportadas de las barcas al tren. Allí un siglo más tarde Sergio y su padre iban con una carretilla a comprar cal para reparar la casa.
La zona industrial nació en los últimos decenios del Ochocientos, cuando se desarrolló Roma como capital. Quedan el Matadero, residencias de operarios en los barrios Testaccio y Garbatella y molinos en Ostiense.
Pero con los motines de fin de siglo se decide que en Roma, donde vivía el rey y la burocracia, debían establecerse sólo pequeñas y limitadas actividades concentradas entorno al río: vidrierías, ferreterías y el Gasómetro.
Mi marido recuerda la grúa para descargar carbón, fierro y leña de los muelles del nuevo Puerto Fluvial construido a comienzos del Novecientos. Hoy es toda una zona de arqueología industrial; parte del Matadero está ocupada por la Villa Globale, autogestionada por jóvenes e inmigrantes. Se va para conciertos de música étnica y iniciativas vivaces.
El Ponte dell´Industria, llamado Puente de Fierro (1864), era hasta la guerra el último puente de la ciudad y allí llegaba el tren. De niño Sergio observaba encantado los vagones de carga que se movían hasta allá de la estación Trastevere (pero en tiempos de su abuela la estación estaba en la Plaza Ipólito Nievo, donde hoy hay una vieja locomotora a vapor).
Más al valle, el Ponte della Scafa domina el mar en el lugar de Fiumara Grande, la mayor desembocadura del Tiber. En el puerto-canal están los astilleros navales y las barcas a vela de nuestros amigos.
En el otro puerto-canal de Fiumicino están anclados pesqueros de varios colores. Sergio, cuando tenía tres años, fue solemnemente inmerso en este canal por el padre, quien lo tenía sujeto por sus talones como Peleo con Aquiles. Sin embargo no salió invunerable!
Entre las dos desembocaduras surge la Isola Sacra, voluta del imperador Traiano y llamada Coccía de Morto por su antiguo sepulcro.