He aprendido a conocer el Tiber en los purpitres de la escuela con las clases de geografia, y tambièn aprendè que los antiguos Romanos lo llamaban Tiberis y màs antiguamente aùn Albula. Nace del Monte Fumaiolo en la Emilia-Romana, y despuès de cruzar la Toscana, fluye entre Umbria y Lazio.
Por un pequeno tramo atraversia la provincia de Viterbo, pasando por Orte, luego recibe de su lado izquierdo el rio Nera (junto con el Velino) y desde ahi empieza un tortuoso recorrido delimitando el confìn, antes entre las provincias de Terni y Viterbo, y luego entre èsta y la de Rieti, y en fìn entre la provincia reatina y la de Roma, en la que entra por el sur cerca de Fiano Romano. Despuès de dirigirse de nuevo al sur-oeste, el rio fluye en la campana romana, y luego, confluyendo por la izquierda con el rio Aniene, entra en Roma. Atraviersa a lo largo la ciudad formando la Isla Tiberina.
Termina en fìn en el Mar Tirreno entre Fiumicino y el Lido de Ostia, con dos ramales formando la Isla Sacra.
Luego, màs tardes, cuando ya era mayor, me he enteresado mucho por la historia de este rio y sus cambios atravès de testimonios y imagines de la campana romana que nos ha dejado con sus acuarelos el pintor Roesler Franz que, en la segunda mitad del 1800 retratò el Tiber y sus orillas, antes de su iminentes cambios. Asi han llegado hesta nosotros imagenes de sitios muy especiales como los que estàn entre la Farnesina y el Puente Milvio, hoy en dia llamado Puente Roto. Son decenas de lienzos de acuarelas que retratan la “Roma Desaparecida”.
Como contaba el artista, habian sido las mismas obras de arreglos del Tiber, que lo habian empujado a la dificil tarea de conservar, atravès de sus pinceles, los aspectos de la Roma que iba desapareciendo, de imortalizar a quella transformaciòn absolutamente radical que estaba en acto.
Traducciòn par Laura Moreno