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Townstories

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Mi ciudad personal

por Maria Teresa Norero
Traducción: David Norero Areal, Santiago de Chile


...Si, pero cual? Quería mucho a mi ciudad, Milano, la villa que en Viale Romagna compartía con mis primas, mi coetánea Cecilia. Era bello jugar y sentirse parte de una pequeña comunidad.

ROMA fué mi ciudad por muchos años, pero no por mi elección. Demasiado grande y caótica!
Me sentía desarraigada de mis lugares de nacimiento y no soportaba el clima. Nada de niebla que esfumaba las cosas y nunca la nieve; sin cambio de estaciones. Los siempreverdes no perdían sus hojas, el cielo era una inalterable mancha azul.
Un día que me quejaba de un tema de pronto nevó. Toda la escuela leyó mi escrito.

Vivía en el EUR, sector residencial que en la mente de Mussolini debía ser la sede de una Exposicion Universal Romana, con el modelo de aquella parisina, principio de la expansión de la ciudad hacia el mar. Luego, con la guerra, no se hizo nada.
La EUR a mi llegada, segunda mitad de los años Cincuenta, presentaba monumentos interesantes, de mármol o travertino, adornos de columnas, muy clásicas. Se imitaba a aquellas de la Roma antigua. Lo fastuoso del regimen.

Como el Palacio de la Civilidad del Trabajo, popularmente llamado "Coliseo Cuadrado". Con una gran leyenda escrita, "Un pueblo de santos, de navegantes y héroes, de poetas, trasmigrantes... " y abajo un desfile de cosas que eramos nosotros los italianos, y luego estatuas: nosotras pequeñas nos reíamos a sus pies.
La plaza con el obelisco (Piazza Marconi); a Corsetti íbamos a comer bien temprano los domingos, cuando nos llevaban al restaurant del Luna Park.

En dirección a la iglesia que se parece a San Pedro (San Pietro e Paolo justamente) vivían algunos compañeros de escuela. Las raras veces que nevaba, ibamos a esquiar sobre la larguísima y dulce escalinata. Divertido. Estraño para Roma. Recorríamos Viale Europa con los skies en la espalda (los vehículos todos empantanados en la nieve), y abajo en esa pendiente.

Ahí vecino a los Gesuitas cambiaron al Instituto Massimo, que antes estaba al lado de la estación, donde iban los muchachitos de buena familia, y nobles y ricos. Un compañero de mi hermano, que tenía una cadena de fiambrerías,, era mirado como el pariente pobre. Mi hermano se inventaba una casa con veinte piezas.

Vivíamos no lejos del Palacio de los Congresos, audaz construcción que imitaba al Panteón, con una bóveda en crucero que se apoyaba solo en sus ángulos.
Un poco más abajo, toda una extención de eucaliptus, que hoy es un parque. Esas plantas absorbían el agua en lugares tradicionalmente insalubres y pantanosos.
Así el EUR era todo verde y ideal para nosotros los niños.

Todavía más abajo, sobre la Laurentina pero de la parte romana, estaba la Basílica de las Tres Fuentes, donde a San Pablo le habían cortado la cabeza. Y habían brotado tres fuentes.
Era bueno para la mantencion agricola, en la cual se perdían. Y estaban los frailes trabajando y si les hablabas no respondían, porqué eran Trapenses.
En calle del Arte, justamente frente a nuestra casa, está todavía hoy el Archivo del Estado, donde pasabamos el tiempo libre patinando sobre las blancas terrazas, con los hijos del cuidador.

La escuela media y la basica (primeros años del sesenta) las hice en las Monjas de Nevers, y también allí había muchachas de bien. Nos enseñaban a rezar en francés, y había piscina y cancha de tenis. En los recreos toda la clase jugaba a la pelota contra dos chicas que dribleaban tan bien que no nos dejaban tocar la pelota. Yo tenía una media gruesa bajo la otra, como Sivori. Una de las dos era hija de Diego Fabbri.

La escuela secundaria la hice en el Vivona, y al lado della alameda que hacía a pié con Paola (quien era detenida por todos los muchachos porque era muy bella) estaban las excavaciones vacías del edificio del Correo y Telecomunicaciones. En el cruce, en primavera caían de los àreboles las orugas de los pinos marítimos.
Luego de las clases nos deteníamos en Viale America por un pedazo de pizza y se decidía ir a esquiar, el domingo, o se invitava a las fiestas de baile. Con cierta ropa de tarde toda arreglada.

En los primeros años que estuve en el EUR, existía ya la metropolitana, pero los negocios eran pocos y se iba a Roma a hacer las compras. Mi padre negociaba el precio con los comerciantes y regresabamos cargados como burros. El se divertía. Nosotros no.
Luego aparecía el Palacio de Deporte y Velodromo; el pequeño lago y piscina de las Rosas, en resumen la estructura deportiva proyectada por Piacentini, Nervi y otros para la Olimpiada del 60. La profesora contaba que durante las competencias conversaba en latin con los extranjeros.

Luego grandes villas inmersas en el verde estaban al lado de los edificios vidriados proyectados para habilitar ministerios y empresas tipo IMI, ENI (grato rascacielos al lado del lago) y Alitalia.
Tambien mi amiga Lidia tenía una gran villa, uno de los más antiguos edificios del EUR, frente al lago, con piscina y parque lleno de rosas y frutillas, un arbol incorporado a la casa, balcones como costado de nave. Una bella arquitectura, pero la familia era sofocante y represiva, como muchos de nosotros. Padres rigurosos o entrometidos. En parte eran los tiempos. Ahora la casa de Lidia es un edificio de vidrio reestructurado para oficinas, al lado de la Criminalpol.

El EUR era un sector residencial periférico, así fuí pasando los años sin conocer ningun romano verdadero, porque eran raros y vivian en el centro. Me casé con uno del Trastevere, y en sus sueños hay toda una topografía de la ciudad, personajes y palabras del tiempo que ya pasó. la madre prepara antiguas recetas "judías", esa era la verdadera cocina romana, y de la abuela aprendió anecdotas y modos de hablar. Visitar la ciudad con ellos es para siempre descubrir algo.

En los años Sesenta diversos sucesos me llevaron a la Maremma Toscana y a Varese, en la Lombardia. Al regreso encontré tantas casas construidas en torno al nucleo central del EUR, y sectores muy extensos para clase media y popular, edificios altísimos y todo un enredo de construcciones, un gran movimiento y entrecruzar de autobuses y vehículos. Era el momento de trasladarse a Trastevere. Y luego a Velletri, en la campiña. Porque ahora, Roma, la tomo como turista.
Al EUR regreso con mis alumnos. Visitamos los museos de la Civilizacion Romana, del Alto Medioevo y de las Tradiciones Populares. Luego ellos juegan en los jardines, tal como lo hacíamos nosotros.