Stampar
Carmen Paredes
Pequeños y redondos ojos
miran interrogantes y tristes, una indescriptible nariz desciende rematada por
una desdibujada boca de caídas comisuras, dándome un permanente gesto de Capitán
Malacara, pero si sonrío el resultado es aún peor, la semejanza con la imagen
de una conocida marca de queso en proporciones es asombrosa y todo ello orlado
por un fino y lacio cabello, desesperación del mas afamado de los peluqueros.
De cuello para abajo, la columna, a la que parece sobrarle una vértebra dorsal,
me da un aspecto general que evoca al cebú.
Más provecho saco ser fruto de la unión Belinda y el Hombre Invisible...
observo, descubro y analizo a personas y situaciones que en mi ir y venir anoto
en la pequeña libreta que siempre me acompaña... y que posteriormente pierdo y
al final encuentro cuando busco las gafas o el reloj, otros de mis objetos más
empeñados en desaparecer. Con los años he aprendido a soportarme, lo que me ha
ido convirtiendo en persona de gran paciencia, que no mansa.
He desempeñado numerosos y variopintos trabajos, desde secretaria de dirección
hasta cuidadora de un psiquiátrico, solo me ha quedado ser limpiabotas o
vendedora a domicilio para llegar a ser creadora de una gran multinacional, pero
me faltó apoyo. Preocupada por los problemas que asolan al mundo y a la
sociedad, luché desde Asociaciones de Mujeres , Ampas e hice algún que otro
escarceo en el escenario político, ahora bajada del tablao, lucho a pie, vivo
conforme a mi ideología comunista y disfruto de las pequeñas cosas cotidianas.
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